El despertar

... de la mente (X).



Capítulo 10.

Aquella figura vista del revés se le ofrecía una y otra vez con pequeñas palpitaciones que la alejaban y acercaban de su cara. La observó moverse un rato más sintiendo las cosquillas que la barba del marinero le hacía por la tripa. Se acercó una mano a la boca y la lamió de arriba a abajo para acto seguido agarrar el miembro del marinero y empezar a moverlo con un ritmo suave pero profundo. Se acercó la punta a la boca y la apretó entre sus labios entreabiertos. Después sacó la lengua y dibujó un círculo alrededor del glande para terminar atrapándolo con sus labios, repasando su lengua por dentro como si de un caramelo se tratase.

Se notaba que el marinero quería seguir horadando su boca pues cada vez que se movía lo hacía con intención de profundizar, pero ella controlaba su miembro bien asido y cuando notaba llegar la arremetida lo liberaba de su boca y simplemente lo recorría con su lengua desde la punta a la base. En uno de esos empujes alcanzó uno de sus testículos, acariciándolo primero con la punta de la nariz, lamiéndolo después, para terminar succionándolo con sumo cuidado mientras no dejaba de mover su mano arriba y abajo.

La camarera y el marinero compartían espacio en su entrepierna y mientras una jugaba con sus dedos dentro de su vagina el otro la rodeaba los labios y besaba su clítoris haciéndola sentir completamente excitada. Aquella figura en su mente la estaba llevando muy cerca de alcanzar el clímax.


En el hilo sonaba - Bruce Springsteen 

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