... de la mente (IX).
Capítulo 9.
La visión y sobre todo la sensación de la camarera abriéndose camino entre sus piernas la tenía completamente entregada pero el marinero no había abandonado la escena. Desnudo también al otro lado de la cama esperaba pacientemente su momento masturbándose lentamente. Ella giró la cabeza buscándole y al verlo preparado extendió el brazo hacia él como queriendo alcanzarle en un claro gesto de invitación.
Él entendió rápidamente las señales y se inclinó para avanzar gateando hacia ella. Con la mano extendida acarició su cara, entremetió sus dedos por su poblada barba y en un arrebato eléctrico, proveniente probablemente de la energía que la camarera estaba demostrando ingles abajo, cerró su mano y tiró de ella hacia abajo provocando el gruñido del marinero. Con sus rostros enfrentados del revés, ella besó primero su frente, luego su nariz y finalmente su boca sintiendo las cosquillas de su barba por toda su cara.
El marinero continuó avanzando por su cuerpo besando su cuello, sus pechos y su vientre sobre su ombligo. Cuanto más descendía él con su boca más le ofrecía su cuerpo a la vez y ella lo iba recorriendo con su aliento y, cuando alcanzaba, también con sus labios y su lengua. Para cuando él alcanzó su pubis ella ya tenía frente a sí la erección impetuosa del marinero.
En el hilo sonaba - Morgan
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