El despertar

... de la mente (XI).



Capítulo 11.

Mientras ambos rivalizaban por disolverla literalmente ella exploraba el cuerpo del marinero con la máxima curiosidad. Después de besarle bajo el vientre, saborear su polla de la punta a la base y acariciar y lamer con cuidado su escroto, había avanzado por su perineo y se encontraba frente a su ano. Con su miembro bien asido acercó la punta de su lengua al mismo centro a lo que él respondió con un gruñido profundo de placer. De inmediato, se retiró hacia atrás y mirándola entre excitado y sorprendido se cogió la polla para dirigirla a su boca a lo que ella respondió abriéndola de par en par con la lengua fuera.

Era incapaz de concentrarse en un solo placer. Por un lado, la lengua y los dedos de la camarera abriéndola por completo entre sus muslos y por el otro el marinero encendido como un vikingo follándole la boca sin piedad. Abrió los ojos un instante para hacerlos desaparecer y contemplarse en el espejo completamente mojada y abierta acariciándose los alrededores del clítoris con la mano derecha y chupándose a la vez dos dedos de la mano izquierda. Aquella visión de sí misma sobre su cama con la media luz que iluminaba ya toda la habitación la encendió definitivamente. Decidió cerrar los ojos de nuevo y dejarse llevar hasta el final por sus ensoñaciones.


En el hilo sonaba - The Lumineers

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