... habitual (XIV).
Capítulo 14.
Hanna se veía de nuevo en una posición de sumisión que debía revertir. Con la mano enjabonada empezó a masturbarle apretando el agarre cada vez que subía ayudando a la sangre a engrosar su pene al máximo. El gel lubricaba el movimiento y le facilitaba la tarea. La espuma blanca generada con las refriegas se acumulaba en su vello púbico cayendo despacio por su pierna. Hanna se ayudó de la otra mano para sujetar la base del pene y subió el ritmo de su movimiento, envolviendo la cabeza con los dedos, dibujando círculos con las yemas. Infiriendo en el frenillo pretendía incomodarle, estimular demasiado su zona más sensible, llevarle hasta un punto que le obligara a recular, liberarla de estar postrada frente a su polla como si la estuviera adorando con lujuria, en lugar de buscando una salida.
Él no necesitaba una paja bien hecha para estar más duro que una viga maestra. Aquella chica le encantó desde el primer momento en que se paró frente a él con su piel perfecta, su conjunto de lencería y su máscara brillante con plumas y lentejuelas. Eso era lo que más le ponía: su mirada. Una mirada fija y desafiante, no complaciente, ni sumisa como estaba acostumbrado a ver. Sentía que estaba domando a una fiera y ese poder era lo que le excitaba por encima de cualquier otra cosa. Quería dominarla sin que ella perdiera un ápice de ese fuego y esa furia en sus ojos, pero tenía la polla llena de jabón en sus manos. Se giró a coger de nuevo el cabezal, la levantó del suelo, se enjuagó toda la espuma y la agarró del culo con una mano juntando las caderas de los dos, quedando frente a frente sus miradas.
En el hilo sonaban Depedro y Luz Casal
Me gusto tu fragmento muy sensual y erótico. Te mando un beso.
ResponderEliminarSensualidad y erotismo fragmentados para cultivar la paciencia de quien lo encuentre interesante o, al menos, sugerente.
EliminarMuchas gracias!