... indiscreta (VI).
Capítulo 6.
La mujer se levantó un palmo del vestido y se subió sobre él a horcajadas sin dejar de besarle. Él le metía la mano por debajo para alcanzar su piel. Los dos debían de estar ardiendo. Ella le separó empujándole contra el sofá, agarró con las dos manos el centro de su camisa y la abrió de golpe haciendo saltar los botones. Le palpaba el pecho y el abdomen, le marcaba el cuello con su carmín y descendía por su torso mientras le dominaba por completo aprisionándole con las piernas.
Ella no podía quitar los ojos de la ventana. La escena era tan magnética que ni siquiera pestañeaba para no perderse ni un detalle de la acción. Había tirado el bolso sobre el sillón y permanecía de pie, apoyada junto al marco en la puerta de su terraza, observándoles, respirando a través de la boca, escuchando el torrente de su sangre fluir por su cuerpo en todas direcciones. Dejó caer una mano hasta el final de su falda rozándose el muslo por delante con suavidad. Casi podía sentir el calor que los dos transmitían como si estuviera sentada a su lado. Lo deseaba cada vez con más intensidad.
En el hilo sonaba Radio Futura
Vaya poderio femenino en este relato.En realidad no sabemos cuanto ocurre en la vida de muchos lo que cuenta tu relato.Me gusta tu narrativa.Un abrazo grande!
ResponderEliminarSeguro que pasa, ha pasado y pasará. Cada vez parece más difícil crear historias completamente novedosas. Me alegro de que disfrutes.
EliminarMuchas gracias!
Sin duda ser voyeur tiene sus ventajas y ella le llegará más pronto que tarde.
ResponderEliminarVeremos el desenlace.
Parece una experiencia del todo absorbente sobre todo cuando los protagonistas, sabiéndose expuestos, no son conscientes y son totalmente libres en sus acciones.
EliminarMuchas gracias!