... habitual (VI).
Capítulo 6.
Hanna le entregó una toalla y le invitó a tomar una ducha en el baño que había en la misma habitación. Sabía cómo reducir las revoluciones manejando el aumento de las expectativas y se ofreció a ayudarle en el proceso. Cruzando los pasos de sus tacones, le fue rodeando sin dejar de mirarle con una mano posada sobre su hombro a modo de aguja de compás. Una vez situada por detrás, le abrazó el torso desde la cintura apretando su cuerpo contra él para hacer notar sus pechos y su abdomen. Tomando aire con inspiraciones profundas, trató de pausar la respiración de él acompasándola al ritmo de la suya propia, atrayéndole hacia la calma. Le quitó la camisa y descubrió varias marcas en su espalda. Quemaduras, cosidos muy poco cuidadosos y otras cicatrices de hace años horadaban su piel dándole un aspecto todavía más basto, pero ella no hizo ningún aspaviento. Se acercó a él y fue depositando un beso al lado de cada una de esas señales que indicaban una vida muy distinta a la que nadie nacido en el oeste de Europa podía llegar a imaginar.
Él estaba amansado por aquella criatura divina de la que no sabía nada más que el nombre por el que se hacía llamar. Ya suponía que no sería su nombre real, pero ni tan siquiera conocía su cara. Imbuido por su fragancia de orquídea negra, se sentía presente en cada contacto que ella tenía con su cuerpo, en cada mirada que le lanzaba desde debajo de su máscara, y en el silencio con el que ambos avanzaban en su interacción. Sin embargo, no era ajeno a los cantos de sirena y, hasta en esas aguas serenas, encubría a la perfección su estado real de alerta permanente.
En el hilo sonaba Jarabe de palo
Una relación cliente, compañía donde comienza a establecerse esa comunicación no verbal , pero si emocional y sobre todo sexual.
ResponderEliminarVeremos la satisfacción final.
Desde luego hay que tener una forma de ser muy especial para atender a según qué clientes, pero creo que has llegado avanzado en los capítulos de este 4º huésped. ;)
EliminarMuchas gracias!