La playa

... nudista (IV).



Capítulo 4.

El sol pegaba con fuerza. Entre que no habían madrugado demasiado y que llegar a aquella playa les había llevado cerca de una hora ya eran casi las doce del mediodía. Había que echarse protector solar sobre todo por aquellas zonas que no estaban expuestas habitualmente al contacto directo con el astro rey.

Él se embadurnó brazos y antebrazos, hombros, pecho, abdomen y piernas a la misma velocidad a la que previamente se había quitado toda la ropa y le pidió ayuda a ella para extender el producto por su espalda. El contraste con la crema le hizo sentir sus manos mucho más cálidas de lo que esperaba teniendo en cuenta que la temperatura superaba con facilidad los treinta grados en aquel momento del día. 

Ella dispersó la crema haciendo círculos desde el centro de su espalda hacia los costados amasando el lateral de sus hombros y el músculo dorsal en la parte superior. Le encantaban los hombres con espaldas prominentes como la suya. Era casi en lo primero que se fijaba de manera inconsciente. Fue bajando progresivamente hasta llegar a la zona lumbar y se detuvo justo encima del glúteo rodeándolo desde el final de la espalda hasta el lateral de la cadera. Se untó un poco más de loción en la mano y poniéndose en cuclillas le pegó un azote dejando su pequeña mano blanca marcada en medio de su nalga derecha.


En el hilo sonaban - Imagine Dragons

2 comentarios:

  1. Una manera muy seductora de comenzar una escena sensual, veremos a ver si no se queman ajja, Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si el sol interior pega con fuerza no hay protector que evite, mínimo, las rojeces. :)
      Muchas gracias!

      Eliminar