... nudista (VI).
Capítulo 6.
Tener esa visión de ella, tumbada desnuda bajo el sol en aquella playa le hacía sentirse único en el mundo. Observó unos segundos su pequeño cuerpo, delgada y tan blanca que su piel casi se difuminaba con la arena. Parecía creada de un finísimo material sin imperfecciones que resaltaran a simple vista. Buscó la mejor manera de posicionarse para poder repartir el protector que ella misma se había puesto y se colocó de rodillas a su lado.
El contraste entre los dos era evidente. Con una mano abarcó todo el boceto de crema solar y comenzó a extenderlo con toda la delicadeza que le permitían sus zarpas. Tenía las palmas anchas y aunque sus dedos no eran muy gruesos tampoco eran demasiado largos lo que le daba al conjunto un aspecto más bien recio, de manos de trabajo. Procuró ejercer la mínima presión en sus pasadas mientras recorría sus omóplatos marcados casi como si su cuerpo fuese transparente. Descendió siguiendo la línea de su columna hasta llegar a los dos hoyuelos que se hundían marcando la inserción de su cadera. Le volvían loco aquellas marcas.
Tomó el bote de crema y descargó un chorretón justo al final de su espalda. Con ambas manos al mismo tiempo lo dispersó pasando por encima de su culo y por la parte de atrás de sus piernas. Su erección, disimulada hasta el momento, pasó a ser algo manifiesto a pesar de sus esfuerzos por contenerla entre sus muslos.
En el hilo sonaba - Carlos Ares
Bueno, me gusta porque veo una escena muy real, donde el deseo se manifiesta de forma natural, al contacto sus manos con su piel a través de ese masaje protector de los rayos de sol, aunque me da que igual se van a quemar en la hoguera del placer.
ResponderEliminarSeguimos atenta a la próxima entrega.
Cuando el calor va subiendo poco a poco al final la rana se acaba cociendo! XD
EliminarMuchas gracias!