El despertar

 ... de la mente (III).


Capítulo 3.

Sin el nudo en la cintura la goma del pantalón quedaba suspendida entre los huesos de su cadera abriendo un hueco ombligo abajo por el que su mano derecha se deslizaba lentamente como un fino guante de seda. Llegó hasta el final del pubis acariciándose despacio y regresó hacia arriba surcando su vello y estirando la piel suavemente.

Mientras tanto su mano izquierda ya encontraba el punto exacto sobre el que posarse con suavidad al empezar a marcarse sus pezones bajo la camiseta del pijama. No podía verlo al mantener los ojos cerrados pero podía sentirlo sin lugar a confusión. Su respiración empezaba a ser menos calmada y el calor bajo las sábanas era ya un microclima que le invitaba a deshacerse de la ropa.

Con un movimiento rápido de las piernas se deshizo de las sábanas, elevó la cadera y en el mismo gesto se quitó el pantalón del pijama y la braguita morada que llevaba debajo. De un salto se puso de rodillas sobre la cama, ligeramente inclinada y de cara a la ventana. Trató de mirar hacia afuera a través de las cortinas y después bajó la mirada para observar su cuerpo, vestido solo con la camiseta del pijama e iluminado en el haz de los primeros rayos de la mañana que iban conquistando paulatinamente la oscuridad de su habitación.


Hilo musical - Leiva & Tulsa

5 comentarios:

  1. En ese despertar de su cuerpo la ventana le haga la compañía necesaria para imaginar que tras de ella esta el deseo que tanto busca.
    Un saludo.

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    1. Desperezarse sin prisa es una de las mejores sensaciones.

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  2. Un descubrimiento tu página, no la conocía y eso que coincimos en varias.

    Bello el erotismo que nos muestra en tus letras, deslizandose... un juego incitante con una misma, muy erótico y suave como la seda.

    Bello fin de semana.

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    1. Acabo de abrir esta casa. Se iré construyendo poco a poco.
      Gracias!

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    2. Todo es empezar y que mejor que a final de año.
      Mis mejores deseos, para este buen comiezo.

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